Salí de la cafetería que tanto odiaba, la que representaba todo aquello que me causaba asco, pero claro como era un inconsecuente me gastaba algo de vida de todas maneras. Fue un martes de insomnio, día soleado, camisa sudada pensamientos promiscuous, ella me adelantó, caminar demasiado apresurado para los 8 centímetros de tacones, el vestido primaveral y la actitud de súper modelo, teléfono en la mano izquierda, doble expreso en la derecha, como un iman me fui tras de esas piernas, hipnotizado, cautivado e insensato. Ahora me encuentro perdido en la ciudad y seguramente llegaré tarde al trabajo.
Otra vez !
Javier