Tengo los pies tan fríos, aún vagando por la ciudad, si no hubiese tantas personas preocupadas por mi, pasaría la noche acostado en esta banquita del parque donde he llegado a reflexiones tan profundas en la sabiduría de la observación. Sigo siendo experto en cuerdas flojas, un equilibrista innato, perfecto en su arte, en maniobras que asustarían a cualquier hombre, sigue siendo el lugar donde me siento más cómodo, sigo poniéndome en situaciones que harían a cualquier hombre perder la cordura, siguen acercándose personas desconocidas, llenas de fuego y cicatrices, buscando refugio y compañía, como un iman y solo puedo seguir cobijándolos, como lo he hecho todo el tiempo, abandóname primero, siendo cogido una y otra vez. Sigo arriesgando todo en casa respiro, tan consciente de la fugacidad. El fin de las casualidades, la bienvenida de las causalidades. Sigo encajando las piezas del puzzle que me trajeron a este lugar, soy tan consciente de todo aquello, he ahí mi templanza, he ahí otro de mis secretos,confiaba en lo perfectible del cosmos, como las enséñales en mi caso eran cada vez más claras, como un susurro del viento que te redirecciona, cambiando tu trayectoria. He ahí mi sonrisa.
He ahí lo temerario
Javier