Si soy brutalmente sincero no fui a tu departamento a buscar sexo, sentía la incontenible necesidad de dormir abrazado, en un principio a alguien, para describir luego que a ti. Y no se que busco pero Dios, se sentía tan bien acariciarte mientras duermes una película que me se de memoria, irónicamente una película que está conectada con dos personas muy importantes. Por que invitarte a la desnudez es una fiesta, aun cuando siento que no puedo seguir tu ritmo en la perdida del control. Podría haberme pasado días en aquella habitación de luces extrañas que me recuerdan a una parte de la ciudad más bohemia. Hay algo en ti algo cuasi infantil, no solo en tu cuerpo tan perfecto, sino en aquella expresión risueña.
Volvería una y otra vez solo a deleitarme, por que me sigue extrañando que no quiera salir huyendo por la ventana, me sigue causando extrañeza que te busque, no solo para saciar aquellos instintos deliciosos, sino en la búsqueda de cariño y ternura.
Que extraña la ciudad y que delicioso es el desayuno.
Las sonrisas no pasan de moda.
Javier