Ella preparada para el final, su rostro ensangrentado subiendo la escalera a un sitio oculto, desconocido. Mientras ángeles y demonios apostaban por su alma. Yo sin quererlo hubiese apostado por el infierno, tal vez solo la mente de niño jugando.
Si lograra sentir un poco de miedo, todo seria más humano, tal vez un poco más real.
Todas las madres mueren, todas las amantes son desechadas, todas las historias se cuentan en pasado nostálgico.
No hay ambiciones más que el océano, mientras pasa el tiempo cualquier oportunidad para anestesiarse luce atractiva.
Infielmente tuyo,
Javier