La compañía solitaria siempre me ha parecido más atractiva,
no lograba entender muchas cosas de las multitudes,
esa incapacidad de necesitar al otro,
incluso para levantarse .
Anochecía, yo no conocía el camino,
dios, cuanto confío en mi instinto,
pude perderme mil veces pero siempre supe regresar a casa.
Esa sensación que a veces parece ridícula,
pero que te llena de tanta paz,
incluso dentro del caos.
Que tiempos más extraños,
cuando los sueños dan tantas señales,
cuando hay tanta incertidumbre y no tengo la más mínima idea donde estaré mañana.
Sigue siendo atractiva la puesta de sol,
en lugares salvajes,
donde mejor me siento.
Miradas introspectivas,
sensaciones extrañas,
silencio,
respiración profunda,
viejas melodias
