Que no se trate nunca del dinero,
de la fama momentánea,
Que no se trate de ego;
que no se trate de la fantasía de las multitudes.
Cuando arda en el infierno pueda seguir sonriendo,
con aquella mirada suicida.
Estoy tomando más fotografías mentales de lo que acostumbro,
y el aire se siente demasiado bien.
Se vuelve a sentir como una despedida
Infielmente tuyo,
Javier