Me imaginé muchas veces paseándome por el aeropuerto a horas inverosímiles enviando correos electrónicos a deshoras. Un día acá, el otro allá , mientras el café no es opcional y todo lo que necesito está en una pequeña mochila.
No puedo vivir sin esa sed de riesgo, de intentar lo imposible, siguiendo mucho a los impulsos, todo por que se siente lo correcto.
Si puedo seguir vivir eso de esta manera seguiré siendo invencible.
Let’s go
Javier