La única vez que la siento perder el control
es al borde del orgasmo.
Cuando logro ver su cara desfigurada por el placer
es cuando encuentro una ventanita a su alma.
Cuando muestra su lado salvaje,
cuando decide pasar las luces en rojo,
cuando me tira del cabello y muerde sus labios.
Y la ternura de sus abrazos,
buscándome al dormir.
Hasta en nuestros deseos más oscuros
había algo de ternura
Javier