Cuando se escondía el sol,
le entraba pánico,
llegaba la noche
y los demonios salían a jugar,
sedientos, no precisamente de vida.
Antes te los bebías,
gin y tónica
mezclado con miligramos de clonazepam.
Repite el método 35 años
y ya no tienes herramientas,
te angustia la noche,
el mirar las paredes silenciosas.
Hoy no hay anestesia para ti.
Javier