Ella pintaba cuadros perfectos al amanecer, entre el aroma del café y los ojitos que combinaban tanto con mi alma. Y desafiaba a la luna, desafiaba la belleza del invierno, fluía perfecta como las olas en el océano.
Inspiraba tanta poesía, yo que me sentaba al fondo de la habitación a observarla, absorto como quien descubre el misterio más grande de su vida, respirando lento, captando la intensidad del aire, la perfección del arte, el amor.
Tome tantas fotografías, escribí tantas canciones y enfrasqué tantos aromas, de tu piel, de tu sexo, tu cabello para días como hoy cuando ya han pasado tantas vidas sobre nosotros pueda recordar que existe una dimensión tan diferente, tan real que asusta.
Hubo una vez en que llore de felicidad solo por que nos miramos a la cara y nos dijimos que lo teníamos todo, que éramos completamente felices.
Hubo una época en que me enamoré. Pareciera que fue en otra vida.
Infielmente tuyo,
Javier