Le compartí a M un poco de mi alma, sin conocerla, en la jugada más arriesgada que podía tomar. Entonces ella confesó de la manera más brutal, casi replicando mi estilo:
“El mío es de los que se colgó” – no pedí ninguna explicación.
Fue una revelación cuando me quede mirando a la luna y pensando que el momento en que la vi perder el control fue cuando estaba sobre ella y comencé a ahorcarla, solo ahí se soltó y encontró el orgasmo.
Sigue siendo fantástica la conducta humana, soy tildado de alguna psicopatía, también definido de psociopata, lo puedo aceptar incluso como un reconocimiento, como una titulación a la exploración que solo han experimentado unos pocos.
Voy a escribir esa novela, voy a hablar de las 508 mujeres, voy a hablar de la muerte, voy a hablar de las intoxicaciones, del suicidio, del hambre, del frío, del No dios, del amor, de las oportunidades y el caos. Voy a escribir de la vida, seré el conejillo de indias del titiritero mientras soy yo quien escribe el guion.
Necesito seguir pujando los límites, necesito seguir despierto al amanecer y por sobre todo mantenerme sobrio.
He generado un perfecto caos, las pesadillas vienen y eso me hace sonreír. La escritura ha tomado forma y ha entrado a esta dimensión.
No hay otra manera.
Javier