Recuerdas que tomábamos el auto blanco de mi abuelo y conducíamos hacia el norte, en medio de la carretera apagábamos las luces, solo para deleitarnos del cielo de una manera más apropiada. Tal vez yo cumplía 19, me estacionaba al costado de la carretera, cercano al mar. Aquellas tierras al norte del lugar donde vivo, donde hicimos el amor entre caricias torpes, entre ilusiones de familia, entre sueños de otra vida.
Un primer amor, una parte que no recupere.
Infielmente tuyo,
Javier