Recuerdan cuantas veces fantasíe con la idea de saltar al vacío del edificio más alto de la ciudad. Bueno me subí a una grúa mientras el viento soplaba, amarre mis tobillos. Debo ser totalmente sincero, temblaron mis rodillas, se aceleró el pulso y tránsito por mi cabeza toda una historia.
Pero cuando conté hasta tres no hubo vuelta atrás. La sonrisa suicida y me dejé ir.
Disfrute como nadie, cada instante de mi caída libre, de mi liberación a la gravedad
Infielmente tuyo,
Javier