Cargo una borrachera melancólica y un millón de dólares en mi bolsillo derecho.
Llevo un antojo infinito de llamarte y apetecerme en una habitación.
Quisiera abrazarte y llorar un poquito, quisiera solo mirarte, tal vez hacerte el amor entre miradas, sin tocarnos.
Que me abraces fuerte, que te fundas conmigo completa.
Sin demasiadas preguntas, tomarnos de la mano y seguir reconociéndonos, acariciando tal vez nuevas cicatrices y entender que todo estará bien, tal vez en ese instante que parece infinito.
Pero no lo es. Se vuelve fugaz y la marea azota.
Quisiera una melodía eterna, quisiera sentarme en tu cocina y tener crédito ilimitado para observarte, volver a disfrutar del aroma del café, re descubrir los colores y los sonidos.
Olvidarme de lo absurdo,
Sacar lo mejor de mi
Infielmente tuyo,
Javier