Solía escribir sin miedo, hablando de las cosas realmente importantes. Solía hablar sucio y al mismo tiempo ser el sujeto más tierno del planeta tierra.
Solía hablar del orgasmo femenino casi como una poesía al atardecer.
Hoy me preocupo un poco más del que dirán, de todos aquellos que ponen los ojos sobre mi, sus pensamientos sobre mi. Que se horrorizan y tienes grandes sentidos de la moral.
Yo me quedo con la locura y con aquella parte macabra que pocos han experimentado
Infielmente tuyo,
Javier