Es la aventura, el caos y lo desconcertante donde se encuentra el atractivo.
Dejé mi motocicleta en marcha con las llaves puestas por algunas horas en algún rincón oriente de la ciudad. Mirada siempre confiada, esperando nada, siempre a merced de las probabilidades.
Mientras la rubia juega con sus piernas, con su escote, conmigo y yo me entrego a todos sus juegos, inclusos los más ridiculos. Esclavo y maestro a la vez.
Crucé una luz roja a toda velocidad, frenado de emergencia, rostros en pánico, yo listo para dejar este planeta. Milimétrico. Finalmente logré sentirme más despierto.
Todo es una maldita partida de poker.
Siempre tengo un “As” bajo la manga.
Infielmente tuyo,
Javier