Era casi mágico aquello que ocurría en la mesa del frente. Cada mujer que llegaba era exponencialmente más guapa que la anterior, increíblemente más de mi gusto.
Cómo si todo se tratara de una broma cósmica, otra de las jodas de los dioses.
Yo a merced del viento y la luna
Infielmente tuyo,
Javier