Todo o nada – exclamé mientras dos pistolas cargadas apuntaban a mi cabeza.
respiré lento, miré atento, saboreé mis labios y me sentí listo.
No había vuelta atrás.
Había pensado en el sabor del café por la mañana,
mientras el gatillo fue disparado, micromilesimas,
la última oportunidad de decir algo cuerdo.
Podría retroceder el tiempo,
pero no modificar lo inevitable.
No podría haberlo vivido de otra forma,
sin límites, sin términos medios.
TODO O NADA , TODO o NADA.
Surgió el alma, NO HUBO PAZ
Infielmente tuyo,
Javier