El charco de sangre sobre la entrada a casa me hizo recordar alguna buena pelea donde me reventaron a puñetazos, seguramente por mi culpa
Un perro que se mete bajo las ruedas de un auto será otra estúpida marioneta del destino, mientras revienta como un globo relleno de tripas y el universo no se detiene por un segundo.
Un cadáver que yace en tres bolsas de basura, olor pestilente y la brutalidad de un dios que no ha aparecido.
Dedicate a vivir,
un día será tu turno.
Javier