Había conquistado el mundo decenas de veces, había comenzado desde cero otras cientos. El levantarse y sacudirse el polvo ya era costumbre, por eso era tan difícil derrotarme.
Había conquistado el mundo decenas de veces, había comenzado desde cero otras cientos. El levantarse y sacudirse el polvo ya era costumbre, por eso era tan difícil derrotarme.