Podíamos realmente salvarnos de nosotros mismos? Me quede pensando en la reflexión de Raquel.
Cantinero, otra ronda mientras la luna se luce y yo sigo acelerando a fondo, no solo sobre las dos ruedas, sino que también con mi vida. Las canciones no paran de conspirar, “razón y piel, difícil mezcla, agua y sed, serio problema”.
E intentaba lo que sea para salir de aquella sensación de letargo, peleas, amantes, drogas, deudas, pecado, pecado y pecado.
Cantinero, otra ronda, mientras Paula se hace las tetas en alguna clínica de Santiago y yo sigo siendo un sustituto, una especie de morfina para la gente dañada.
“Ella es perfecta y el es perfecto” escuche desde la otra mesa… no pasó aquello una vez en nuestras vidas, verdad?
Incendiaria Roma hoy, asesinaría a la reina y acabaría con la navidad
Descubrí en mi un talento innato en el caos, en las probabilidades en contra y en tomarme la vida por los cojones
Infielmente tuyo,
Javier