El pequeño se acerco a su padre, lo tomo del brazo y acaricio su cabeza con los ojitos más enamorados que he visto, como si no existiera una pizca de maldad, como si fuera inmune a todas las tragedias del mundo.
Fue exactamente como te recuerdo, cuando te lanzabas a mis brazos y te sentías impenetrable, nunca me sentí mas vivo. El haber compartido aquellos años junto a ti me cambio la vida, me puso en una dimensión desconocida, de un amor tan diferente a lo que jamas experimente, el amor de padre, un amor que esta siempre dispuesto a todo sin querer mínima retribución mas que el deleite del gozo de entregarse por un bien superior.
Recordaras cuando mayor nuestros juegos, nuestras conversaciones, nuestros abrazos y la sintonía perfecta de nosotros y todo a nuestro alrededor.
Fue la mejor época y siempre estuve consciente de ello, por eso deje de dormir, para capturarlo todo. En qué punto la vida nos volverá a reencontrar.
Javier