Me subí a la bicicleta y no me detuve hasta llegar al mar, otra vez esa sensación de ser invencible en la carretera. Los matices perfecto del amanecer, la sinfonía perfecta de la fauna.
Falto pararme a un costado de la carretera, subirme a un vehículo desconocido para volver a sentirme vivo, entre historias inimaginables, sonrisas honestas y la perdida total de la noción del tiempo.
Dormir en casa de desconocidos, respirar, desnudarse en el mar y abrigar el cuerpo en la hoguera.
Lo que entrega la libertad no se podia comparar con nada !
Javier