nada como aquellos ojos, pensó el muchacho mientras bebía una cerveza, el día lunes.
Llegó en un taxi un día domingo, yo fui un hijo de puta, no pude mirarla, solo la follé, con una sensación de asco, sintiéndome suicida otra vez, le pedí que se fuera por favor y nunca más volviera.
Fue un día extraño,
Sigo pensando en un abrazo al terminar el día,
sobre todo tuyo.
Infielmente tuyo,
Javier