Víctima de una noche de bar, mi especialidad. Yo solo pedía una ronda tras otra, clavado en un escote brutal que lucia un tatuaje.
La frase típica: – vámonos de acá !
Dañada desde la infancia, tanto como yo me pidió que la sometiera sin piedad. Me agarre con fuerza de la cama y mientras la penetraba pensé en asesinarla, quitarme toda esa rabia de encima en una inocente, en una alineación del azar.
Le conté cómo me había venido follando mujeres cada día, la hice sentir como la mierda y me pedi un taxi.
Me sentí bien, luego suicida y luego bien
Infielmente tuyo,
Javier