El vino hablando – comenté
Mientras se desnudaba al ritmo de playground love, yo no sabía si realmente merecía tal regalo de los dioses, porque tenía claro que la caída y la resaca sería fuerte, yo sabía que el síndrome de abstinencia me dejaría al borde del suicidio nuevamente.
Ya saben ustedes, bastó que sonara desafiante y atractivo para que yo me entregara atado de manos atadas a satanás.
dios, soy tu titere macabro, un muñeco de pruebas asesinado una y otra vez por amantes incorrectas dispuesto a todo.
Caí en la cuenta de que todo era un espejismo, incluso todas aquellas cosas que prometí jamás cambiar.
No hay escape de la realidad.
Hoy miro las estrellas y sonrío de lo absurdo que es todo
Javier